Hace unos días escuché a una persona decir: “sí, eso de quererse a uno mismo está muy bien, pero ¿cómo se hace? Porque no lo pillo…”

Creo que la cuestión no es tanto aprender a quererse a uno mismo sino aprender por qué no nos queremos a nosotros mismos, y con este breve post intentaré dar algunas pistas.

Imaginad que un amigo os presenta a una persona. Nada más verla vuestro cerebro se crea con un puñado de datos una primera impresión para prepararos para saber cómo actuar ante ella. A los cinco minutos vuestra impresión se amplia con información que percibís a nivel consciente e inconsciente. A la media hora os despedís, has tenido una charla agradable y tu has construido un esquema mental sobre esa persona que te influirá a la hora que querer verla otra vez o no. Vuestra valoración es positiva, te ha caído bien.

¿Os atreveríais a afirmar que vuestro pensamiento acerca de esa persona ES la persona? Obviamente no, pero habéis creado una imagen propia de una realidad, y vuestro comportamiento dependerá de esa imagen mental, y no de lo que la persona sea realmente.

Podría poner muchos ejemplos más, pero donde quiero llegar es aquí:

MUCHAS VECES NO VIVIMOS DESDE NUESTRA REALIDAD

SINO DESDE NUESTRA IMAGEN DE NOSOTROS MISMOS.

Sería importante distinguir entre:

“La realidad (lo que existe)” VS. “Nuestra realidad (lo que creemos que existe)”

Nuestra imagen mental de nosotros mismos NO ES REAL, tener imágenes mentales sobre la realidad y sobre nosotros mismos es funcional porque nos permite desenvolvernos en el mundo con relativa eficacia pero, parafraseando a la filosofía Gestalt: EL MAPA NO ES EL TERRITORIO.

¿Cómo podemos querernos, pero de verdad?

Parto de la base de que no suelo pensar que no tengo respuestas absolutas, pero la información que trato de exponer quizás ayude al objetivo del artículo: adquirir una autoestima sólida, no influenciable por los vaivenes de la vida, que nos sirva de soporte vital para afrontar los retos que nos presenta el día a día y nos dé la energía suficiente para alcanzar nuestros objetivos personales.

 La respuesta es: SABIENDO QUIENES SOMOS EN REALIDAD

“¿Euh? ¿Perdona? Yo sé perfectamente quien soy”

“Yo creo saber quien soy, soy ………… de El Carpio de Tajo pero residente en Madrid, soy una mujer, tengo …años, una madre aplicada, etc..

Esto es lo que muchos de nosotros podemos pensar, de hecho, cuando uno piensa acerca de uno mismo recuperamos todas las imágenes disponibles acerca de los roles, los valores personales, nuestro cuerpo, las capacidades más desarrolladas, los defectos más pronunciados y las opiniones ajenas sobre uno mismo y compone una especie de collage al que llamamos “yo”.

El problema es que a veces confundimos nuestras imágenes mentales y lo que tenemos disponible con lo que somos en realidad.

Y tú, ¿sabes quién eres?